jueves, 18 de noviembre de 2010

Herois.


-Teo, la mamá y yo nos vamos al cine. ¿ Quieres que llamemos al primo Jorge y os meteis vosotros a una película de dibujos?

A Teo le encantaba ir al cine y aún más si era con su primo Jorge. Para los ojos de Teo él era como mitad niño mitad mayor. Por ejemplo, aún le gustaban las pelis de dibujos y a la vez ya llevaba cartera con dinero así que podía comprar para él y para Teo gominolas y palomitas y no sólo ‘’Una de las dos cosas’’.
Lo único malo de ir con él era que tardaba mucho en estar listo para salir de casa. Teo no entendía porque a su primo le gustaba tanto cambiarse tres veces de camiseta, estar tanto tiempo peinándose e incluso estar mucho rato mirando el armario de las zapatillas.

Después de todo ese ritual cuando llegaron al cine ya era demasiado tarde: Había empezado ‘’Gru, mi villano favorito’’ y ya no podían entrar a verla.

A la mamá de Teo se le ocurrió la solución. Les propuso entrar a ver Herois, dijo que era una peli de mayores y de niños.

Teo se alegró muchísimo de haber llegado tarde. Aquella película le encantaba.¡Empezaba justo cuando uno de los protagonistas se iba de vacaciones! Y trataba sobre un grupo de amigos que se encontraban todos los veranos. La película nos enseñaba como estaban todo el día jugando, yendo en bici, bañándose en la playa…¡Teo se lo estaba pasando bien solo con verlos!

Había otra parte de la peli que Teo pensó que sería la que correspondería a los mayores. Un señor se quedaba tirado en la carretera y recogía a una chica que tenía que encontrarse con un amigo de la infancia.
Después resultó que los niños y los mayores eran los mismos.

Al terminar la peli Jorge, el papá y la mamá de Teo estaban llorando.
Después en el coche, ya sin lágrimas, su papá dijo:

-Hay que reconocer que el director se ha exccedido con la música. Era demasiado grandilocuente. Magnificaba unos momentos que requerían de más espontaneidad, frescura e inocencia. Es como si tanta épica rompiera la intimidad que consigue crear con la relación de los niños y sus vivencias. Con la intención de llegar más al espectador, de que el espectador se emocione, enfatiza momentos que si buscas en ti son más bien bastante suaves. Demasiado forzado para mi gusto.

-Eso es cinismo. Te pones demasiado cínico cuando ves algo poco intelectualizado.- dijo la mamá de Teo.

-Entonces reconoces que no es muy profunda. Vamos, es como si en vez de arte fuera un anuncio. Pura retórica cinematrográfica.- defendíó su papá.

- No, es algo mucho más sencillo y transparente. Simplemente digo que esta película está más destinada a provocar una emoción franca. Es profunda en otro sentido. No quiero pensar que está inspirada por un deseo comercial ni sensiblero, sino más bien por la absoluta franqueza que nos brinda la memoria emocional. Reconoce al menos que el director se arriesga al exponerse tan abiertamente al cinismo y que requiere cierta valentía, sobre todo en Europa, deshacerse de ese miedo al ridículo y arrojarse en manos de la nostalgia por un paraíso perdido. Y supongo que a la hora de la creación también sería duro exponerse al sentimiento de mezclar lo que ocurrió y la vivencia de entonces, con el recuerdo de lo que ocurrió desde la vivencia de ahora.

Hacía rato que Teo no entendía nada de lo que decían sus papás. Además el hecho de darse cuenta a través de la película de que los niños crecen y sus vidas cambian, de que no sería un niño para siempre, le había absorvido y le había puesto un poco triste. Quizá por eso lloraban antes sus papás.

Al mismo tiempo, Jorge, que no era muy dado a escuhar a los mayores, se limitaba a cantar, con una mirada muy seria, la última canción que había sonado en la película....
...Forever young, I want to be forever young...


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1 comentario:

  1. ''En el desenlace de la monumental Ratatouille (2007), de Brad Bird, Anton Ego, crítico gastronómico, experimenta un repentino regreso a su paraíso perdido al probar el pisto de Remy. Desprevenido, por unas décimas de segundo vuelve a ser el frágil niño que su cinismo había enterrado: ese es el poderoso y saludable efecto de Herois en el espectador, un vendaval de ingenuidad que, citando a un maestro ya desaparecido, es capaz de abrir de par en par las puertas de las estancias de la alegría, que es un estado de la conciencia. Ratatouille usa tres segundos para explicar lo que a Proust, a partir de una magdalena, le costó siete tomos. Es lo que tiene la gravedad europea. Freixas prefiere el pisto.''

    LA VANGUARDIA.

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