miércoles, 10 de noviembre de 2010

Historias de un Banco


Hace unos días Teo volvió al teatro junto a su abuela. Fueron al espacio cultural Bancaja donde se representaba "Historias de un Banco", dirigida por Adrián Novella e interpretada por la Agrupación Cultural Memfis de Castellnovo.


La obra empezó a cautivar a Teo ya en la primera escena. Cuenta las historias que ocurren en un banco de madera, posiblemente situado en uno de los tantos parques de la ciudad. El banco es testigo de la pobre y humilde vida de un mendigo que duerme en él, una joven pareja que ya no saben si están enamorados, un par de solitarios que buscan el amor, una mujer que no ha superado la muerte de su marido, el niño que sueña con levar anclas y una pareja de ancianos enamorados y deseosos de luchar por su amor. A la abuela de Teo le encantó la escena de los ancianos, le recordó a su Roberto, que en paz descanse... Personajes peculiares y carismáticos que no se alejan de la realidad.


A Teo le pareció que la obra era una poesía, tanto estéticamente como literariamente. Cada una de las historias envolvía al espectador gracias a la estructuración de cada una de las escenas, las cuales se entrelazaban a partir de elementos en común como el libro que la desesperda de amor se olvida . Todas las historias se envolvían en una estructura circular. El paso del tiempo se marca con el mendigo que se despierta y se despide de su "casa" para volver por la noche y contarle todo lo que le ha pasado durante su "jornada laboral".


Teo se dio cuenta de que algo faltaba en esa composición escénica. Empezó a fijarse con detalle qué era lo que le "chocaba": la luz. Los actores no estaban iluminados y no se les veía sus expresiones, algo que a Teo le pareció mortal porque se moría por ver todos los detalles expresivos de los personajes, estuvo a punto de subir a hablar con el técnico de iluminación seriamente pero, en ese momento, la abuela de Teo comenzó a sollozar porque la historia de la madre y el hijo le recordaba a su prima Maria Caspia que había perdido a su marido en la Guerra.


Cuando terminó la obra Teo se emocionó, se lo había pasado genial viéndola, excepto por la falta de respeto de la gente que hablaba o salía sin parar haciendo ruido con las puertas.


Camino a casa con su abuela se sentaron en el banco del parque que está justo enfrente de su casa y pensaron en todas esas historias y que en ese momento ellos mismos formaban parte de la "vida" de aquel banco, por eso los dos junos empezaron a inventarse un cuent, que la abuela mezclaba con experiencias vividas y Teo con relatos fantásticos que le fascinaban.


Es una buena forma de despedirse del día, charlar en la calle sentado en tu banco favorito y decirle buenas noches.



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